La pandemia del coronavirus modificó las bases de la ciencia económica.
Las clases se ponen de manifiesto de nuevo con mayor ahínco en las épocas de crisis.
Las consecuencias del caos en que se han sumergido las administraciones públicas, han afectado de una forma agresiva en los trabajadores de la sanidad y en las personas mas desfavorecidas y marginadas del sistema.
La economía no debe limitarse al análisis de las cantidades de producción o consumo, es más importante delimitar el reparto de los recursos existentes entra la población para determinar que una economía es más o menos brillante.
La calidad y el bienestar social vienen condicionados por la esperanza de vida, por la posibilidad de sobrevivir ante crisis como la que estamos viviendo. El acelerar las medidas para volver a vivir una vida cotidiana que nos recuerde la que teníamos antes de la pandemia puede hacer que precipitemos buscando una mejora cuantitativa de los indices de clásicos para medir la situación económica, permitiendo que la caída de nuestro producto interior bruto, renta nacional, consumo, inversión, etc. sean más bonitos de cara a la galería.
La cuestión es que esa precipitación en «la desescalada», nos conduzca a un incremento innecesario de víctimas y en definitiva un empeoramiento en las condiciones de vida y supervivencia de los ciudadanos.
En la calidad de la economía es más importante la salud de las personas, el reparto equitativo de los recursos, la posibilidad de vivir en condiciones sanas que mantener unos, indicadores cuantitativos clásicos o meros números e índices cuantitativos.
Es hora de una economía que se base en tomar medidas conscientes, que consideren el bienestar de la población, el respeto del medio ambiente, la calidad de la sanidad para todos, la distribución equitativa de los recursos, en definitiva de Econosciencia, la economía con conciencia.
Un caso de conciencia :
Cuando una compañía de energía, de la que uno se debería de sentir orgulloso, le baja el sueldo, a todos los empleados en la misma cuantía, independientemente de las percepciones netas que tenga caga uno de los empleados, perjudicando unas retribuciones en especie, que estaban establecidas para todos sus empleados más o menos con las mismas condiciones; estos empleados –sean activos, pasivos, viudas o huérfanos- no se ven igualmente afectados y se castiga de una forma evidente a los que menos salario tienen. Se trata de la peor medida y la más regresiva e injusta que puede darse en las relaciones laborales.
Un caso de consciencia :
Veamos un ejemplo: la compañía XEND decide reducir, la prestación en especie que se tenían por cada familia los empleados activos o pasivos, viudas o huérfanos, pasando de entregar a un precio mínimo al coste 30.000 Kwh a 6.000 Kwh. Esto, lo que supondría, en término de derechos retributivos, aproximadamente unos 2.400 euros anuales, -dependiendo del precio medio de consumo en el mercado-.
Si el señor consejero delegado de la empresa, cobra unos 2 millones de euros anuales, ve en este supuesto muy real reducidas sus retribuciones en una milésima, resultado de proporcionar los 2400 que se le van a dejar de dar por los 2.000.000 que cobra al año. Es decir que el grado de solidaridad -en tiempos de coronavirus- que el señor consejero delegado demuestra para con la empresa es de una milésima parte, se diría que su esfuerzo no es para dar ejemplo. El mismo descuento cuantitativo, que no cualitativo, se hace sobre un pensionista o un empleado en activo de la empresa que cobra 30.000 euros anuales, pero podríamos decir que conocemos de una solidaridad muchísimo mayor, que la que habría demostrado el consejero delegado; sería del 8%, es decir que se mide en unidades no en milésimas. En una retransmisión interna realizada en dicha empresa este señor tachó de egoístas, a aquellos empleados que no estaban de acuerdo con las medidas de la empresa en la negociación de las relaciones la
¿Quién ha sido capaz de llamar egoístas estos trabajadores, pensionistas o familiares de empleados?
Pues existe un hecho que es real y en esta empresa goza de galardones importantes en materia de responsabilidad social corporativa.
El análisis de la conciencia, determina que no sería un ejemplo a seguir si queremos un mundo más solidario y una buscamos una ciencia económica brillante, se considerarían estos parámetros a la hora de decir que una empresa es o no es socialmente responsable.
La consciencia, de unas declaraciones tan ruines, en contra de su propios empleados y de aquellos y sus familiares, que antaño, levantaron la empresa deja mucho que desear. Tiene mucho que mejorarse, en la actitud de un CEO (chief executive officer) y también se puede cuestionar, con tal intervención, la propia aptitud para desempañar un cargo, tan honorable en una empresa que se precie de ser socialmente responsable.
La Econosciencia, considerará, estas situaciones reales pragmáticamente, y las pondrá en valor, junto y frente al análisis de la cuenta de pérdidas y ganancias y el balance. No es solo el mero bagaje meramente cuantitativo y financiero de la entidad analizada, es la calidad de las relaciones internas laborales y externas con los clientes y los accionistas, lo que hay que considerar y valorar.Tendríamos un análisis de la conciencia que tienen los directivos de esta empresa, de los comportamientos solidarios de todos en pro de unas mejores condiciones económicas y laborales de los ciudadanos que forman parte de la compañía.
¿Estamos en una economía de guerra?
En una economía de guerra nos pedirán mayor dotación presupuestaria del PIB para armamentos, nos pedirán pagar más impuestos , aportar mas personas al conflicto, todo ello si a alguien no se ocurre apretar un botón nuclear que termine con este mundo, tal y como lo conocemos. Ojalá me esté equivocando y la economía termine no siendo de guerra.
http://econosciencia.blogspot.com/2023/08/vamos-hacia-una-economia-de-guerra.html
